martes, 14 de septiembre de 2010


No tengo nombre


No tengo nombre,
cuando me sumerjo en la burbuja del Camino.
No tengo nombre,
cuando no me resisto a ser pulida como un diamante en el Camino.
No tengo nombre,
cuando el sol me funde y me coloca como hierro candente en el Camino.
No tengo nombre,
cuando solo escucho en el silencio de la montaña
a un gorrión que nos da los buenos días.
No tengo nombre,
cuando pongo mi Voluntad en acción
y como camello sediento aguanto el sol, la lluvia y las piedras del Camino.
No tengo nombre
cuando entro en el santuario de mi cuerpo
de todo mi Ser
y percibo mi luz y la luz de mis compañeros de Camino,
en sus brillantes ojos.
No tengo nombre
cuando camino sin ataduras
liviana en los pensamientos
y abierta de corazón.
No tengo nombre,
ni cuerpo,
ni emoción,
ni pensamiento,
cuando descanso y desaparezco en la litera que el Camino
me ofrece cada noche.
No tengo nombre
cuando soy peregrina.
No tengo nombre cuando soy yo.